Depresión

Quien padece depresión se siente triste, melancólico, infeliz, impotente, enfadado o derrumbado; incluso, sin ganas de vivir, la mayor parte del tiempo.

¿Qué es la «depresión»?

La depresión es una alteración prolongada del estado de ánimo. Sus síntomas pueden llegar sin previo aviso o instalarse poco a poco; pueden desaparecer en pocas semanas o quedarse durante muchos meses.

En la depresión, como en cualquier problema de salud, hay niveles; la gravedad del problema dependerá de la intensidad de los síntomas y de cuánto estén afectando a nuestras actividades del día a día (el nivel de disfuncionalidad), a nuestras relaciones y a nuestro desarrollo personal y laboral.

Aunque los síntomas sean leves o moderados, «encontrarse deprimido» (sufrir síntomas de depresión o «pre-depresión») siempre es una circunstancia de salud que requiere atención.

¿Es normal?

Según la Organización Mundial de la salud (OMS) en el mundo hay más de 350 millones de personas que sufren depresión. La mayoría de las personas se sentirá así en algún momento de su vida.

Muchas veces la depresión aparece en el curso de un acontecimiento vital estresante, una enfermedad, tras un período largo de estrés o una pérdida significativa. Otras veces se precipita sin un desencadenante claro.

Si este estado de ánimo se prolonga durante varias semanas o más, interfiriendo con las actividades diarias, lo recomendable es recibir atención psicológica.

Terapia

Si deseas acabar con la depresión o ayudar aun familiar o a un amigo a superarla, lo mejor es buscar atención; la única condición
es que tú o la persona a quien quieres ayudar esté dispuesta a recibir esa ayuda.

A día de hoy, la psicoterapia es la mejor opción para obtener resultados duraderos. Para conseguir resultados a largo plazo es necesario emplear soluciones que aborden el problema desde su origen psicológico (psicoterapia), aunque se cuente, cuando sea preciso, con un apoyo farmacológico.

  1. Superar el episodio depresivo (eliminar el conjunto de síntomas).
  2. Conseguir que el motivo psicológico que lo originó no permanezca latente, una vez que desaparezcan los síntomas, para prevenir las recaídas. De otro modo la solución sólo habrá sido parcial o sintomática.
Síntomas. Cuando una persona sufre depresión...

1. «Se siente muy mal» (síntomas cognitivos y conductuales)

«Cuando baja tu estado de ánimo comienzas a actuar como si el cuerpo y el alma te pesaran 50 kilos más. Parece que nada te alegra y nada te importa lo suficiente como para salir de tu letargo y tu apatía. No estás a gusto con la gente porque te sientes vulnerable; sin embargo, aumenta tu necesidad, consciente o inconsciente, de sentirte querido-a».

La depresión conlleva un sentimiento amplio de carencia, de que «te falta algo importante», consciente o inconsciente. La situación de vida actual y el futuro se te representan como una realidad triste y patética. Se reactivan recuerdos dolorosos del pasado y pérdidas no resueltas, acompañados de culpa. Estos y otros sentimientos e ideas se instalan en la conciencia provocando tristeza, angustia, apatía, irritabilidad, desprecio hacia uno mismo… y un profundo vacío, cargado de desesperanza y pocas ganas de vivir.

Este estado conlleva grandes dosis de temor, inhibiciones y culpa. La persona en muchos momentos «preferiría desaparecer.»

2. Se altera su forma de pensar y de representar la «realidad»

Cuando una persona está deprimida no piensa de forma objetiva, (aunque sea una persona analítica y reflexiva). Percibe la realidad de manera distorsionada, siempre.

Algunos sesgos en la forma de pensar:

Aumenta la generalización y la centralización en uno mismo: un error se convierte en “un fracaso personal que no se podrá borrar” (frustración, culpa, vergüenza); a cualquier pensamiento sobre uno mismo le acompaña un juicio «sancionador»: “debería” o “no debería”. Aumenta la fijación en lo negativo: cualquier situación pasada, presente o futura evoca cualidades negativas.

3. Se manifiesta físicamente (síntomas psico-fisiológicos)

Cuando una persona está muy deprimida no suele tener apetito, no disfruta de comer y puede perder peso considerablemente. En estados «pre-depresivos» es frecuente que la persona coma de forma compulsiva y/o desordenada.

La persona con depresión, si tiene la oportunidad, dormirá durante largas horas cada día y manifestará con este síntoma un claro deseo de EVADIRSE de la realidad. También puede atravesar episodios de insomnio; puede que le cueste mucho dormirse (debido a la angustia, la «rumiación de ideas» y la ansiedad) pero, aún así, dormirá mucho o permanecerá largos ratos tumbado durante el día.

Entre otros síntomas, son frecuentes: el cansancio, sentirse sin fuerzas (anergia), las molestias gastrointestinales, los dolores de cabeza… En algunas personas también se da un enlentecimiento general de sus movimientos y una disminución en la capacidad de atención y en el tiempo de reacción a ciertos estímulos.

Depresión en adolescentes

Adolescente en el campo con gesto de tristeza

Hablar con tus hijos sobre la depresión no empeorará la situación y puede ayudarles a conseguir ayuda más rápidamente.

Consideraciones

En la adolescencia, se viven muchas  circunstancias inestables que generan  estrés: la presión social, las cargas académicas, las necesidades de afecto, el desarrollo físiológico, los cambios en las relaciones de amistad, la toma de decisiones, la incertidumbre con respecto al futuro…Este conjunto de situaciones  hace que  los adolescentes en general, y algunos en concreto,  sean especialmente vulnerables a desarrollar síndromes de depresión y de ansiedad.

Tener el apoyo suficiente y contar con habilidades para hacer frente a estas circunstancias «ansiógenas» les ayudaría a superar más rápidamente los episodios de bajo ánimo y a prevenir el desarrollo de cuadros de depresión; además evitaría gran cantidad de sufrimiento y «drama» innecesarios.

Una vez que se ha desarrollado depresión lo mejor es buscar atención, cuanto antes.

¿Mi hijo está deprimido?

La mayoría de los adolescentes se sienten deprimidos (estado de ánimo deprimido) algunas veces.

Si la situación persiste, lo recomendable es recibir ayuda profesional. Tratar la depresión o la «pre-depresión» (síndrome depresivo) de manera temprana puede ayudarle a sentirse mejor más rápido y a prevenir otros episodios en el futuro.

Hablar con tus hijos sobre la depresión no empeorará la situación y puede ayudarles a conseguir ayuda más rápidamente.

Identificar a tiempo la depresión o "pre-depresión" en el adolescente

La depresión (clínica o subclínica) es un problema importante; aún más si esta circunstancia está tomando el control en su vida, y ella o él empiezan a no poder hacer frente a sus “obligaciones” académicas y personales.

Aproximadamente uno de cada seis adolescentes sufre depresión en algún momento de su adolescencia, según los datos epidemiológicos de que disponemos.

Si observas que él o ella se siente la mayor parte del tiempo desmotivado, triste, infeliz, y constantemene de mal humor o abatido, es probable que esté deprimida-o.

1. Algunos síntomas de depresión en adolescentes

Recomendamos que se observe durante al menos dos semanas si se producen algunos de las siguientes situaciones:

*En los adolescentes y los niños es común que el síntoma principal sea la irritabilidad en lugar de la tristeza, o una combinación de ambas.

  • Irritabilidad frecuente con brotes repentinos de ira.
  • Mayor sensibilidad a las críticas.
  • Retraimiento de personas como los padres o amigos.
  • No disfrutar de las actividades que le gustan.
  • Aislamiento. Encerrarse en su habitación gran parte del día.
  • Sentirse cansado. Quejas de dolores de cabeza o de estómago.
  • Sentimientos de tristeza o de abatimiento la mayor parte del tiempo (normalmente no lo verbalizan).
  • Dormir durante el día, habiendo dormido durante la noche, o le cuesta mucho esfuerzo levantarse de la cama.
  • Signos de ALARMA (por los que se debe acudir a su centro de salud antes de contactar con el psicólogo). 
  • Está regalando algunas pertenencias valiosas a los demás.
  • Se ha despedido de forma inusual de familiares y amigos.
  • Está hablando sobre el suicidio en casa o con alguien de su entorno.

3. EL adolescente tiene mayor riesgo de sufrir o desarrollar depresión:

  • Si en su familia se suelen dar trastornos del estado de ánimo.
  • Si experimenta una situación en su vida que le está causando estrés continuado.
  • Si no tiene  pocos amigos o no consigue satisfacer sus necesidades de socialización (sentirse bien con un grupo de amigos).
  • Si es tímido.
  • Si tiene problemas en la socialización (falta de habilidades sociales).
  • Si experimenta un acontecimiento estresante en su vida como una muerte en la familia, divorcio de los padres, intimidación en su entorno social (bulling), ruptura con una pareja o mal rendimiento en el instituto o universidad.
  • Si tiene baja autoestima, un estilo de pensamiento negativo repetitivo (rumiativo) y/o es muy crítico consigo mismo.
  • Si presenta trastornos de aprendizaje o del desarrollo (Dislexia, otros).
  • Si tiene un defecto físico significativo.
  • Si tiene problemas de relación con su núcleo familiar.
  • Si tiene problemas respecto a la orientación del deseo sexual.

4. Es frecuente que los adolescentes con depresión también tengan otros síntomas o trastornos asociados:

  • Trastornos de ansiedad
  • Trastorno de déficit de atención- Hiperactividad (TDA-H)
  • Trastorno bipolar
  • Trastornos alimentarios o distorsiones de la imagen corporal

Depresión en adultos

foto de un grupo de cuatro jóvenes en el campo mirando abrazados una puesta de sol

Un período largo en que predominen las emociones negativas y/o las  aspiraciones frustradas suele ser la circunstancia que conduce a sentir desesperanza, en muchos casos, y a desarrollar depresión en la vida adulta. Los síntomas pueden comenzar en el transcurso de un hecho doloroso en la vida y/o tras periodos prolongados de estrés (problemas en el trabajo, pérdidas afectivas, dificultades familiares). Otras veces sobrevienen sin un desencadenante claro.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que el 20% de la población mundial sufre depresión. La depresión ocupa ya el cuarto lugar de causas de mortalidad.

Muchas personas se sentirán deprimidas a lo largo de su vida durante períodos cortos.

Disponer de orientación psicológica temprana  ayudaría a las personas a superar los períodos de «estado de ánimo bajo» (síndromes depresivos leves) más rápidamente y a prevenir el desarrollo de depresión (como entidad de trastorno).

Una vez que hemos desarrollado depresión  lo mejor es abordar el problema cuanto antes.

Identifica a tiempo la "pre-depresión"

El síndrome depresivo es «estar de bajón» (manifestar un estado de ánimo bajo y algunos síntomas leves de depresión), sin que se den las condiciones de gravedad de la Depresión.  No obstante, es un problema importante; aún más si esta circunstancia está tomando el control de tu vida, afectando a tus actividades diarias y mermando tu desarrollo personal y laboral.

Los síntomas de la «pre-depresión» (síndrome depresivo) son similares a los de la depresión pero de menor intensidad (menos incapacitantes). En estos casos, la persona aún puede continuar con las actividades del día a día con esfuerzo, a pesar de su «malestar interior».

Signos y síntomas de depresión
  • Estado de ánimo irritable o bajo la mayor parte del tiempo.
  • Dificultad para dormir o exceso de sueño (hipersomnia)
  • Falta de energía (anergia). Cansancio.
  • Apatía, indiferencia.
  • Cambios en el apetito;  normalmente: disminución del apetito que puede ir acompañado de pérdida de peso.
  • Sentimientos de culpa, desprecio hacia uno mismo.
  • Pensamientos negativos/ derrotistas frecuentes. Desesperanza.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Inactividad, falta de iniciativa.
  • Pérdida de placer en las actividades habituales.

*Es muy frecuente que junto a los síntomas de depresión se den otros síntomas asociados. Especialmente: síntomas de ansiedad.

Cambios en las actividades diarias cuando se está deprimido
  • Echarse largas siestas; levantarse tarde o dormir más de lo habitual.
  • Esforzarse menos en actividades cotidianas  (p.ej. hacer la comida)
  • No «arreglarse», asearse, o cuidarse como es habitual.
  • Moverse menos o hacerlo con sensación de mayor esfuerzo.
  • Comer menos de lo habitual.
  • Dejar de hacer algunas actividades.
  • Evitar la compañía.
  • Evitar las responsabilidades.
  • Beber a solas o fumar y beber más de lo habitual.
  • Consumir otras sustancias que no se consumen habitualmente.
Existe mayor riesgo de sufrir o desarrollar depresión si:
  • Si en tu familia se suelen dar alteraciones del estado de ánimo.
  • Si atraviesas un acontecimiento estresante en tu vida, como la pérdida de alguien cercano, un divorcio, una  situación   familiar o aboral complicada.
  • Si tienes baja autoestima, un estilo de pensamiento obsesivo o perfeccionista, auto-exigente, inflexible y/o si tienes baja   tolerancia a la frustración.
  • Si tienes dificultades para la socialización (falta de habilidades sociales) o pocas relaciones sociales y afectivas.
  • Si tienes problemas respecto a la orientación del deseo sexual.

Depresión en mayores

Pareja de mayores en un banco de un mirador con montañas al fondo

La depresión en los adultos mayores y ancianos es un problema de salud generalizado, pero no forma parte del proceso normal del envejecimiento.
Con mucha frecuencia, no se reconoce el problema ni recibe tratamiento. 

Consideraciones

En la tercera y la cuarta etapa de la vida van sucediendo cambios que requieren una buena adaptación. La soledad, el aburrimiento y la inactividad son «ingredientes» que aumentan considerablemente el riesgo de desarrollar depresión, (circunstancia  que, en muchos casos, acorta su esperanza de vida).

Algunos episodios de depresión aparecen ya en los primeros años después de la jubilación. El abandono de obligaciones y la ausencia de actividades  “significativas” producen sentimientos de carencia, «vacío» y/o frustración que, en muchos casos,  derivan en depresión.

Otros episodios  aparecen unidos a circunstancias físicas, a dificultades que limitan o impiden la movilidad, a la aparición de enfermedades crónicas propias o de la pareja, a la pérdida del cónyuge o de personas queridas, o cuando la idea de «cercanía de la muerte» se instala en los pensamientos la mayor parte del tiempo.

A veces, la depresión en los ancianos puede ser difícil de detectar. Algunos síntomas de depresión como estar fatigado, sentir «inapetencia», tener  dificultades para dormir o dormir mucho, pueden formar parte del envejecimiento normal. Si estos síntomas no se exploran de manera adecuada, la depresión puede ser ignorada o confundida con otras afecciones que son frecuentes en las personas mayores.

Síntomas comunes de depresión en ancianos (observables)
  • Tristeza e irritabilidad
  • Lloro fácil y frecuente..
  • Inactividad. Falta de iniciativa.
  • Apatía, indiferencia.
  • Desesperanza.
  • Pequeños fallos de memoria (relacionados con una disminución de la  atención hacia el  entorno).
  • Pérdida de placer en actividades que antes le gustaban.
  • Llamadas de atención (exagerar síntomas físicos o intentar hospitalizarse); (Este aspecto ha de ser evaluado con sumo rigor).
Le proponemos que observe durante algunas semanas

Si Ud. o su familiar se siente triste la mayor parte del tiempo,  permanece inactivo,  llora con frecuencia y/o sufre  cambios bruscos de humor; si es así, es muy probable que padezca depresión.

Asimismo, observe si hay situaciones que le llaman la atención: cambios en sus hábitos (dejar de hacer tareas domésticas o hacerlas mal, dormir durante el día…), cambios en su modo de expresarse e interactuar con los demás (ha disminuido su interactuación o es excesiva), en su forma de  hablar (habla aplanada o diferente, fallos de coherencia),  o por su expresión corporal (inexpresiva, ausente, gesticulación pobre o diferente).

Signos de ALARMA

Si se observa que  cualquiera de los signos anteriores aparecen de forma brusca y repentina (esto es: los signos  han aparecido «de ayer a hoy» y con mucha intensidad), acuda a urgencias.

Si  su familiar le ha dejado caer algo sobre el suicidio o ha hecho  algún comentario del tipo: “me han entrado ganas de tirarme  por la ventana”, y/o se está despidiendo de familiares o amigos de forma inusual, y/o está regalando sus pertenencias, acuda  primero a su centro de salud y después busque atención psicológica.

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